Cuándo
y cómo podar los árboles frutales
Una
poda errónea acarreará un descenso en la producción
Si
dispone de un amplio jardín o de un huerto en el que crecen algunos árboles
frutales ya se habrá dado cuenta de la importancia que para ellos tiene la poda.
Realizar
una correcta poda, en el momento adecuado, cortando donde sea necesario,
resulta muy beneficiosa porque puede ayudar a salvar una planta, árbol o
arbusto enfermo o marchito, permite contener y adaptar el crecimiento del
ejemplar según nuestras necesidades y, a la vez, protegerle de agentes
externos, como el frío y las plagas, que son atraídas por el olor de las partes
marchitas de las plantas. Además conseguirá reducir sus necesidades energéticas
(agua, luz y abono), y así los árboles podrán descansar y afrontar el duro
invierno.
Lo
ideal es realizar éste tipo de podas a finales de otoño para conseguir que los
frutales sean menos vulnerables y más resistentes al frío, además de ayudarles
a tomar reservas para la próxima floración, pero evitando que la podadura dañe
o reduzca la producción anual. Veamos algunos consejos de poda para los
frutales más comunes:
-Peral:
Es necesario que evite la formación de yemas (extremos de cada tallo que se
encuentran en desarrollo) en la madera para impedir que le salgan nuevas ramas.
Si realiza un despunte podrá estimular la formación de yemas fructíferas. Si
reside en una zona climática fría pode en febrero, si la zona es cálida deberá
podar en noviembre.
-Ciruelo:
Las ciruelas sólo aparecen en las ramas jóvenes, de un año, por lo que es
necesario suprimir las ramas de madera, las no productivas, y aclarar las
fructíferas. Deberá realizar éste proceso en invierno.
-Naranjo:
Se suele podar para que no forme excesivas ramas en su interior y que el fruto
sólo se de en el exterior. Para lograrlo es necesario eliminar o despuntar las
ramas interiores con el objetivo de permitir la entrada de luz solar. Convendrá
dejar únicamente 3 o 4 ramas principales y todas sus secundarias formando una
copa equilibrada. Deberá podar tras haber recolectado.
-Melocotonero:
Es necesario que pode las ramas que ya han producido, ya que no volverán a
hacerlo. Si reside en una zona climática fría pode en noviembre, si la zona es
cálida deberá podar en febrero.
-Higuera:
Con la poda de este árbol se consigue activar la formación de frutos, por lo
que será necesario realizar despuntes ligeros para favorecer la aparición de
brevas y una poda intensa en otoño para que produzca más higos. Además es un
árbol que acepta muy bien las podas drásticas en invierno, con lo que
lograremos protegerlo del frío.
La
elección de los esquejes para la multiplicación
Los
jóvenes ofrecen más posibilidades de éxito que los maduros
La
obtención de nuevos ejemplares a través de la multiplicación requiere el
conocimiento de la técnica. Además, para desarrollar la labor con éxito,
conviene también tener presente alguno de los siguientes trucos y consejos.
Uno
de los errores más habituales que se cometen a la hora de seleccionar el
esqueje es considerar que los más maduros y consolidados son los que mejor van
a enraizar posteriormente, puesto que se piensa que están lo suficientemente
formados como para convertirse por ellos mismos en un nuevo ejemplar, sin dar
demasiados problemas ni requerir apenas cuidados.
Esto,
sin duda, es una creencia equivocada, ya que son precisamente los esquejes más
jóvenes los que más posibilidades tienen de arraigar y salir adelante.
De
todas formas, lo dicho no significa que unos esquejes maduros no vayan a
enraizar o que el plantado de los jóvenes asegure el éxito al cien por cien. En
cualquier caso, procure asegurarse de que el esqueje elegido se encuentre
totalmente sano, porque de lo contrario las posibilidades de multiplicación son
prácticamente nulas.
Vigile
que el esqueje o la planta de la que lo obtiene no está siendo atacada por
algún tipo de plaga ni presenta las típicas características de haber sido
victima de alguna de ellas, como tallos u hojas con partes raídas o con
agujeros, síntoma de la presencia de insectos, y que no presente pelusas o una
especie de vello anormal en el ejemplar, de colores verdosos y grisáceos
fundamentalmente, que suelen ser también indicio de plagas.
Asimismo,
es importante saber que aplicar hormonas de enraizamiento a los esquejes puede
facilitar que éstos fructifiquen y logremos obtener nuevos ejemplares a través
de ellos.
Aplicación
de hormonas enraizantes
Una
forma de favorecer que los esquejes salgan adelante
La
multiplicación de ejemplares mediante esquejes es una forma bastante eficaz de
lograr la obtención de nuevas plantas y arbustos, pero si además se llevan a
cabo una serie de acciones que favorezcan que estos esquejes salgan adelante,
las posibilidades aumentan notablemente.
Además
de seguir algunas pautas habituales para la obtención y plantado de esquejes,
existe la posibilidad de recurrir a la ciencia para ayudar a que éstos crezcan
y se conviertan en nuevos y fuertes ejemplares. Como lo importante es que los
esquejes formen un grupo de raíces importante, podemos acudir a productos
químicos como las hormonas enraizantes para asegurarnos que esto suceda.
Éstas
hormonas no se pueden aplicar a cualquier ejemplar, así que conviene consultar
si con la planta que quiere multiplicar se puede utilizar este producto.
Cuando
tenga la confirmación, lo que debe hacer es echar una pequeña cantidad en un
recipiente y untar la base del tallo con estos polvos. Luego sople para que el
esqueje no quede excesivamente cargado de estas hormonas y seguidamente
plántelo.
Una
vez que acabe de plantar todos los esquejes, tire las hormonas que quedan en el
recipiente y lávelo a conciencia.
Un
sustrato para cada planta
Hay
que cuidar la proporción de tierra y arena que precisa cada ejemplar
Un
error que se comete con cierta frecuencia, sobre todo entre los aficionados a
la jardinería que solamente disponen de la posibilidad de cultivar plantas en
macetas, es considerar que cualquier esqueje, semilla o planta puede plantarse
en un mismo tipo de tierra.
Muchas
personas compran un saco de 5 kilos de tierra y creen que es la más adecuada
para sus cultivos. Pero se equivocan, porque, tal y como puede comprobarse en
cualquier guía de plantas, con frecuencia lo que se necesita es realizar una
mezcla de arena y tierra cuyas proporciones varían en función de la variedad
que se planta. Puede que el ejemplar llegue a fructificar, pero si le aporta
tierra ácida a una planta que no la precise puede llegar a matarla o
proporcionarle unas condiciones de crecimiento sumamente adversas.
Actuando
de esta manera después se comprueba que hay especies que no salen adelante y se
cree que se debe a otros motivos ajenos a este primer paso, como la falta de
riego o una ubicación inadecuada. Pues bien, para empezar correctamente lo
primero que hay que hacer es consultar, bien en libros, en una web
especializada en jardinería o en su floristería o comercio habitual, las
características del sustrato que necesita la especie que vaya a cultivar, así
como sus necesidades de riego e iluminación.
Así
que la próxima vez que vaya a preparar el sustrato de una maceta, estudie las
necesidades de la especie que desea cultivar antes de comprarlo y prepare la
mezcla precisa. No obstante, tenga en cuenta que no todos los ejemplares
requieren de un sustrato compuesto por una mezcla de tierra y arena, sino uno
que se adapte a sus necesidades y nutrientes; puede ser un sustrato calizo,
arcilloso, de limos o sedimentos de los márgenes de los ríos, con un ph alto o
bajo...
Tenga
en cuenta también que la tierra procedente del jardín no es siempre la más
recomendable. Además puede contener parásitos que puede trasladar a su nuevo
ejemplar, por lo que es recomendable que la hornee unos minutos para matar a
todos los posibles a gentes agresores que pueda contener.
Un
consejo antes del trasplante
Al
sumergir la maceta en agua se consigue mejorar la adaptación de la planta y
asegurar la humedad necesaria