La poda del olivo es una operación que consiste en cortar sus ramas. En función del objetivo a alcanzar, es posible realizar distintos tipos de poda, como por ejemplo la poda de formación, la poda de fructificación y la poda de mantenimiento. La poda del olivo es una técnica fácil, al alcance de todos. A cada tipo de poda corresponde una técnica específica, que conviene aplicar para obtener los resultados deseados. El período ideal para la poda se sitúa a finales del invierno.
Si la poda de mantenimiento se realiza cada año, la de fructificación, por su lado, sólo se realiza cada 2 o 3 años. Las diferentes podas, por otra parte, cumplen distintas funciones; así, si la poda de formación es muy importante para dar forma al árbol, la poda de fructificación permite garantizar una buena producción. La poda que se realiza al final del invierno tiene por objeto acelerar la vegetación del árbol. Por otra parte, los brotes jóvenes que siguen siendo frágiles no pueden soportar las heladas del invierno. También conocida como \”poda intensa\”, la poda de regeneración tiene como objetivo restaurar los daños invernales que pueda haber sufrido el olivo, como la congelación del tronco o de buena parte de la armazón del árbol. El principio consiste en cortar el árbol en la base, asegurándose de dejar algunos brotes. Esta operación permite salvar muchos olivos en las grandes plantaciones.
La poda de formación del olivo
La poda de formación tiene por objetivo orientar la forma futura del árbol cuando llegue a la adultez. La primera poda se realiza en el segundo año para cortar las ramas bajas que toquen el suelo. Es preferible usar una podadera de dos manos en lugar de unas tijeras de podar comunes. Para el tercer año, la poda consiste en cortar las ramas bajas hasta una altura elevada de 1 metro, que corresponde a la altura ideal cuando para un olivo en producción. La poda del cuarto año se basa en el aclarado del árbol mediante la selección de las futuras ramas, que constituirán la base de la estructura de la copa del árbol (no más de 4 o 5). Estas ramas tienen que mostrar una tendencia a alejarse del tronco, para que la planta sea sólida y pueda resistir las nevadas. A partir del cuarto año, la poda de formación se convierte en poda de fructificación.
La poda de fructificación
La poda de fructificación airea la copa del árbol, lo cual es útil para luchar contra la propagación de enfermedades. Se trata de cortar el ramo central, no dejando a más de 4 o 5 ramas. Este tipo de poda favorece la fructificación porque permite que el polen se disperse correctamente entre las flores. La operación permite al árbol aprovechar el sol, que lo protege de enfermedades y parásitos al impedir que se instale una atmósfera sombría y húmeda. La poda de fructificación da a la copa aproximadamente la forma de una taza; así, el árbol compensa en anchura su poca altura. Al acercarse el tronco, las ramas fructíferas producen aceitunas de mejor calibre.
La poda estética del olivo
La poda estética, como su nombre lo indica, tiene como objetivo dar al árbol un buen aspecto para que sea agradable de ver. Se realiza en el mes de febrero o a más tardar en marzo, antes de la aparición de las primeras flores. La poda estética implica la eliminación de los brotes que hayan crecido en cada pie del árbol de oliva y en la copa en dirección al suelo. También hay que airear la copa del árbol, cortando las ramas interiores de manera tal que la circulación del aire esté asegurada. Las ramas principales que estructuren el árbol deben ser conservadas; esto favorece la polinización, garantía de una buena fructificación.
Algunos consejos útiles para la poda del olivo
La poda también tiene el objetivo de frenar el desarrollo en altura y anchura del árbol para hacer más fácil la recolección. La poda de formación de un olivo no debe realizarse antes del tercer año: su desarrollo puede hacerse más lento, y su vulnerabilidad a las enfermedades se acentúa. También hay que podar los olivos en maceta, con el objetivo de evitar que las ramas se crucen y para reducir su longitud. El uso de un producto cicatrizante luego de la poda es útil para prevenir ataques infecciosos. Es una buena idea reciclar los restos de la poda triturados por medio del compostaje, con el objetivo de obtener un buen mantillo. Por otra parte, como las hojas del olivo se descomponen rápidamente, si se aumenta la temperatura a más de 70 ° C durante el compostaje se evitará la propagación de enfermedades. El olivo no es apto para el arte topiaria: es mejor por ejemplo evitar la poda en forma de bola, ya que esto tiene un impacto en la polinización, la aparición de cochinillas y la producción de aceitunas.